sábado, 9 de julio de 2011

Llámalo te quiero, yo lo llamo ser sincera.


Era como un cuento, en él me dieron tres puertas a elegir. Abrí la primera y me encontré un apuesto principe, estaba agachado con un gran ramo de rosas rojas tan bonitas que parecía que de ellas salían resplandecientes rayos semejantes a diamantes, al principio pensé que no había mejor oportunidad que esa. En la segunda, una preciosa princesa encerrada en cuatro paredes de cristal llenas de odio. En la tercera... En la tercera un chico y una chica a la orilla del mar, sus manos se unían como dos imanes que jamás se soltarían, pero en la última puerta notaba algo diferente, en las otras dos había puntos suspensivos por toda la imagen, asi que tenía claro que cogería la tercera, no quería un final, solo quería un principio eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario