domingo, 10 de julio de 2011

Quizás esa sea la clave.

Sonreír cuando no te apetece, mentir para no hacer daño a la gente que quieres, fingir cuando perfectamente sabes que te mienten... Merece la pena hacer lo que se supone que debes, más veces de lo que realmente quieres, porque terminé haciendo lo que todos hacen. Si se supone que siempre me sentí diferente, he sido una cobarde disfrazada de valiente estando siempre pendiente de qué dirá la gente. Escondo mis miedos para parecer fuerte, pero, ya no más, es hora de ser consecuente.
Quizá la clave para ser libre realmente sea, reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.

No hay comentarios:

Publicar un comentario