sábado, 6 de agosto de 2011

Escuchar un te quiero.

Lo que no sabía es que debía hacer. Las cosas me estaban sucediendo con tal rapidez que cuando quería pararme a pensar que quería hacer, que quería decir, la oportunidad ya había pasado.
Y otra vez el mismo pensamiento apremiante de la noche anterior: ¿Vamos a conseguir algo aquí sentadas? Corre, corre al lago, encontrarás respuestas.
Si, si, esa sensación de que ya has vivido algo. Déjà vu, se llama. Pero por mucho que quisiera luchar contra ella no podía hacer nada. Porque lo que mas deseaba era volver allí, encontrarle, tirarme al lago, nadar, nadar, que empezara a llover, besarle, bailar bajo la lluvia y terminar mi escena de película americana con un te quiero.

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