miércoles, 10 de agosto de 2011

La cruda realidad

Cállate, no digas ni una sola palabra, no te atrevas a mirarme, a tocarme a dirigirme un gesto. Nada. No quiero ser uno de tus pensamientos, sueños o pesadillas. Quiero que desaparezca de tu mente todo, tus ganas de hablarme, de tocarme, de besarme. Para que así tú sientas un vacio en tu corazón y en tu mente que te haga recordar que se te olvida algo. Desespérate. Un día me veras pasar y te acordaras. Recordaras lo insignificante y pequeño que eres. Recordaras que eres cobarde, que da igual lo fuerte que parezca tu cuerpo, eres capaz de llorar. La cruda realidad.

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