domingo, 10 de julio de 2011


¿Aveces no tienes días en lo que te sientes enfadada, triste, decepcionada y no sabes por qué? Sí, días en los que te paras por un momento y te acuerdas del pasado, en los fallos que cometiste, en el daño que te hicieron y cuantas veces te han mentido. Entonces tus ojos se hinundan de lágrimas, y no vale que te digan que sonrías porque sé que es difícil. Sientes ese dolor en el pecho que no te deja respirar y entonces viene un puñal al corazón y te das cuenta de que le hechas de menos; hechas de menos sus tonterías, hechas de menos sus besos y abrazos, hechas de menos las borderías e incluso los pequeños piques, hechas de menos que te susurre al oído que te quiere, y que todas las noches de verano te llame y te diga que tiene ganas de verte. Pero ahora tienes otra vida, mejor dicho, sigues con tu vida y piensas en el presente, en lo complicado que es todo y que nada está escrito porque siempre pasan cosas que no esperas y lo cambian todo; y entonces piensas en lo que te puede suceder mañana, algo bueno, algo malo o algo insifnificante e indiferente que puede cambiar todo o hacer que todo siga como está. Entonces te tumbas en la cama y pones canciones tristes y las lágrimas empapan tu almohada y te hacen imposible dormir. Respiraras hondo e intentas dormir aver si con un poco de suerte, al día siguiente, el pasado regresa con él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario